La posibilidad de establecimiento de vida en otros planetas: Terraformación

Por: Daniel Medina Guzmán.

Una de las grandes preguntas que el ser humano tiene en la actualidad, es que si realmente existe vida más allá de las fronteras del propio planeta Tierra. Es una interrogante que hasta el momento muchos científicos han intentado responder de múltiples formas sin haber descubierto aún la respuesta, y pareciera que con ello solamente estamos en una continua búsqueda y espera pasiva de cualquier manifestación de vida que nos permita resolver la inquietud de si finalmente estamos solos o no en este universo. Al mismo tiempo, la humanidad no solo está tratando de responder a esta pregunta con una actitud pasiva, sino también con la formulación teórica y con cierta experimentación acerca de la posibilidad de establecimiento de seres vivos y ecosistemas en otros planetas al modo que ocurre en la Tierra; es decir, el hombre está intentando saciar su sed sobre dicha cuestión con la elaboración científica y antropológica de su propia respuesta: la terraformación; es decir, el proceso de introducción, adaptación y establecimiento de vida orgánica terrestre en otros cuerpos celestes para que contengan vida con las mismas características y configuración a la de nuestro planeta. Mucho se ha intentado hacer en la actualidad, y mucho del saber científico está orientado a poder encontrar otra morada para nosotros en la inmensidad del universo; aun así, no será fácil saber si es que dicha propuesta es viable o no, pero hasta el momento, se alberga la esperanza de poder reproducir otra Tierra, u otros mundos, en los que se presten todas las condiciones espaciales, climáticas, ecológicas y biológicas, para el establecimiento de vida humana y terrestre en otros planetas.

Hablar de otros mundos y de procesos terraformativos, no es solo hablar de procesos bioquímicos o ecológicos, sino también de procesos sociales, culturales y espirituales, que intuitivamente ya se fueron plasmando décadas atrás en la Ecuación de Drake, y aunque dicha ecuación estime la posible cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia, resulta ser a la vez un buen referente para aspectos terraformativos también.  Si finalmente logramos terraformar a otros planetas como Marte o Venus, o algún otro exoplaneta, debemos recordar también que, a nivel biológico, la introducción premeditada de especies foráneas en entornos ajenos conlleva a un delicado análisis y discernimiento en el que se tendría que considerar que las relaciones intraespecíficas e interespecíficas que se vayan a establecer estén bien balanceadas, con hábitats propicios y con un adecuado equilibrio ecológico sin que nadie salga afectado, y en el que además se tenga que evaluar si es que resulta éticamente correcto o no llevar a cabo una ingeniería planetaria o ecopoiesis que “re-cree” a otro planeta Tierra semejante al nuestro. ¿Es viable hacerlo? Posiblemente sí, pero, ¿Será correcto hacerlo tanto para nosotros como para el resto del universo? Seguimos en la búsqueda de respuestas, seguimos en la búsqueda de vida en el espacio exterior; solo el tiempo lo dirá.

 

2 thoughts on “La posibilidad de establecimiento de vida en otros planetas: Terraformación

  1. ¿Será correcto hacerlo tanto para nosotros como para el resto del universo? Hacer esa pregunta respecto a terraformar un planeta es como si en la tierra nos preocupáramos por construir una choza, pero chiquita, muy chiquita…

    1. Tu pregunta y comentario son muy interesantes César, muchas gracias. En relación a lo que expresaste, es importante considerar la valoración de nuestros actos no solo a nivel antropológico o intraespecífico (especie humana), sino también a nivel de toda la Creación. Si bien es cierto que las ciencias espaciales están volcando todos sus esfuerzos en recrear otros escenarios que permitan ampliar y expandir la presencia del ser humano a nivel existencial, no necesariamente eso significa que vaya a ser idóneo o que dicha propuesta sea completamente benéfica para el progreso humano y de todo aquello que esté más allá de nuestro planeta. Hasta el momento hemos podido desarrollar cierto conocimiento de las cosas, pero que quizás aún es insuficiente a una escala planetaria o universal. Es por ello que el progreso científico debe ir también de la mano con el progreso humano, tanto en valores como en ética y en todo aquello que también permita hacer crecer al hombre en el espíritu; de esa manera, podremos estar propiciando un desarrollo humano que sea empático y que conecte con el resto de los seres vivientes, entornos y posibles otras formas de vida sin afectarlos negativamente.

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