Y una vez más la medicina se retracta como si nada hubiese pasado
Hace días la asociación cardiológica de Estados unidos decidió modificar las clasificaciones de los niveles de presión arterial, incrementando titánicamente el numero de personas consideradas hipertensas.
Mientras que hasta hace días se consideraba una presión arterial máxima de 120 como saludable o incluso “pre-hipertensión” ahora se considera una “hipertensión de nivel 1”. En general lo que establece dicha asociación es compartido por sus equivalentes en Europa y otros países.
Los factores de riesgo para la hipertensión son demasiados, desde la alimentación, hábitos como el cigarrillo, el colesterol según indica el sitio web de salud de Europa Press, incluso el estado anímico entre otros.
Por supuesto que no es la primera vez que los parámetros de medicina son modificados, el ejemplo que más me gusta citar para exponer la inestabilidad de muchas afirmaciones medicas es la Drapetomanía.
La medicina se presenta como una autoridad, a diferencia de otras ciencias, siempre cómplice de determinados intereses y afirmando o retractándose caprichosamente con resultados nocivos para la sociedad.
A mi juicio el mismo narcotráfico goza del favor de las autoridades médicas: hoy sabemos de las propiedades medicinales del cannabis, no es un conocimiento nuevo, es demasiado antiguo, pero su censura conto siempre con el apoyo incondicional de la comunidad médica, una comunidad que en las últimas décadas se tornó burócrata y defensiva, privando a los pacientes de soluciones, desde el clembuterol para adelgazar hasta el Modafinil para sustituir al Ritalin podemos enumerar muchísimos ejemplos de como una medicina cobarde y dogmática lucha o se deja llevar contra el desarrollo de la salud. Seria excelente que alguna vez los médicos combatieran esta tendencia, no afirmando lo que los pacientes o la sociedad demandan, pero si mostrando una flexibilidad o margen de duda indispensable para cualquier ciencia exacta que pretenda credibilidad.
Este tema tristemente me recuerda a la película “Idiocracia” que al comienzo describe la decadencia de la medicina, cuyo objetivo paso de ser la salud por cosas como la estética, caída del pelo, implantes como silicona y demás.
Médicos me respondieron ante estas quejas que, si bien son legítimas, no es competencia de los profesionales de la salud, en muchas ocasiones, determinar las reglas, si no de líderes políticos que poco entienden sobre el tema, es lo que pasa, me dicen, por ejemplo, con el cannabis citando que la comunidad medica estadounidense en el pasado se quejo en reiteradas ocasiones por la imposibilidad de llevar a cabo estudios sobre sus efectos terapéuticos debido a su ilegalización.
Y si bien se a que se refieren, creo que aún debería existir por parte de los doctores un compromiso, de hecho de eso se trata el juramento hipocrático.
Otro asunto, además del meramente político es el económico del cual pocos médicos pueden desentenderse y sobre lo cual cualquier visitador medico puede atestiguar. Los visitadores médicos literalmente sobornan a los profesionales para recetar determinados productos que no son siempre los adecuados, desde oftalmología a psiquiatría hay medicamentos que nunca pueden variar, y una vez que el paciente es asignado a uno especifico queda atado a el de por vida o al menos mientras lo determine un medico de alguna forma comprado para recetarlo, no hay que subestimar el alcance de los laboratorios para imponer su conveniencia.
Si bien personalmente 120 me parecía el limite de la presión arterial, hasta hace solo una semana si un paciente hubiese solicitado de un medico ayuda para bajarla a menos de 120, el médico se hubiese negado basándose en datos oficiales y alegando la falta de necesidad. ¿Hasta cuanto sabe un médico y hasta cuanto no es más que un burócrata aplicando datos automáticamente basándose en su autoridad más que en su propiedad científica y muchas veces ética?