Nueva perspectiva para la búsqueda de vida extraterrestre: Henneguya salminicola Ward.

Por: Daniel Medina Guzmán.

Las ciencias químicas y biológicas han afirmado durante mucho tiempo que la vida es imposible de ocurrir si es que no están presentes los cuatro elementos fundamentales: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. En términos simples, es el agua, el aire y las moléculas orgánicas las que vienen a ser los ingredientes básicos para la preparación de un caldo de cultivo primigenio que propicie la formación de organismos en nuestro planeta. De los cuatro elementos, siempre se ha sabido que el agua es indiscutible para la vida; pero, ¿ocurre lo mismo con el oxígeno?

Al parecer, esta certeza se ha visto cuestionada, no solo por la bien sabida existencia de organismos unicelulares anaerobios, sino principalmente porque en la actualidad se ha descubierto algo impensado; un organismo pluricelular que no necesita de oxígeno (https://www.pnas.org/content/117/10/5358): Henneguya salminicola Ward., perteneciente al Phyllum Cnidaria, myxozoo, familia de las medusas corales, hidras y anémonas, que puede vivir sin “respirar” y sin tener reacciones químicas de oxidación celular de CO2 y H2O para la generación de energía. La historia evolutiva de la Tierra indica que durante los primeros 2000 millones de años de vida, solo existieron organismos anaerobios, es decir, que no necesitaban de oxígeno para vivir, tal como se puede constatar y ver en la actualidad con la presencia de ciertas bacterias, levaduras y algas subacuáticas. Más adelante, entre los 2400-2700 millones de año de vida siguientes, las primeras cianobacterias fueron apareciendo, siendo ellas una nueva clase de organismos que químicamente dividían las moléculas de agua y liberaban oxígeno molecular, propiciando la aparición de organismos respiradores de oxígeno.

La novedad biológica de este endoparásito del salmón, Henneguya salminicola, radica en el hecho de ser una combinación de pluricelular y anaerobio al mismo tiempo, algo que nunca antes se había observado en la fisiología animal terrícola, ya que se sabía desde siempre que los organismos pluricelulares necesariamente dependían de oxígeno para poder vivir. Este descubrimiento abre las puertas a un nuevo entendimiento de la vida, que a su vez, nos permite ampliar la perspectiva de búsqueda de vida extraterrestre, ya que si solo estábamos buscando exoplanetas o entornos planetarios abastecidos también de oxígeno, ahora podemos adicionalmente considerar la ausencia de oxígeno en ellos como posibilidad para encontrar no solo organismos unicelulares anaerobios sino también organismos pluricelulares que han perdido se genoma mitocondrial, y que por ende, no poseen respiración aeróbica para vivir.  Una vez más la biología de la vida nos sorprende con este eslabón de los organismos anaerobios-aerobios, y nos interpela a tener en cuenta que la búsqueda de vida en el espacio remoto nos tiene que necesariamente llevar a la consideración de que no todo lo que pretendamos encontrar fuera de los límites de la Tierra tiene que ser paradigmáticamente y biológicamente igual a todo lo existente en nuestra biósfera. Con estos descubrimientos, el conocimiento de la vida terrestre, y quizás también del cosmos, puede y quizás debe, continuamente replantearse.

 

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